El control de las malas hierbas en los cultivos de cereal de invierno es fundamental para no sufrir mermas en la cosecha.
Se trata de realizar un control de las malas hierbas de forma que no interfiera con la productividad del cereal. Para ello es interesante aplicar técnicas que combinen la lucha química a través de herbicidas con medidas culturales.
La combinación de técnicas culturales, una aplicación racional de herbicidas y un exhaustivo seguimiento son las mejores herramientas para el control de las malas hierbas.
¿Que son las malas hierbas?
Las malas hierbas son hierbas que crecen de forma parasitaria en los terrenos preparados para cultivos. La dificultad radica en su eliminación, ya que las malas hierbas se dispersan con facilidad y tienen una elevada resistencia, gracias a su alta producción de semillas que son arrastradas por el viento o agua.
Los problemas que provocan son básicamente la reducción de la cosecha, con unas perdidas potenciales del 23% al 40% segun la referencia de Oerke. Esto es debido a su proliferación masiva y a que utilizan los recursos de espacio, luz y agua que debería ser utlizado por el cultivo a proteger.
Las resistencias.
En los últimos años se esta viendo como prolifera la capacidad de las malas hierbas de generar resistencias, es decir, son capaces de sobrevivir a los diferentes tratamientos agroquímicos y sustancias activas.
Esto hace cada vez más dificil su erradicación, siendo necesario innovar continuamente con productos y materias activas específicas, combinadas con métodos adicionales de control.
Principales malas hierbas en cereales de invierno
Las malas hierbas más dificiles de controlar y que causan más infestaciones suelen ser gramíneas anuales (de hoja estrecha) destacando:
- Avena loca (Avena sterilis, Avena fatua)
- Vallico (Lolium rigidum)
- Bromo (Bromus diandrus, Bromus rigidus)
- Alpistes (Phalaris paradoxa, Phalaris minor, Phalaris brachystachys)
Además de las gramíneas existen algunas especies de hoja ancha anuales de alta nocividad:
- Amapola resistente (Papaver rhoeas)
- Jaramagos (Sinapis arvensis, Diplotaxis spp.)
- Lapa (Galium aparine)
- Fumaria (Fumaria officinalis), la magarza (Matricaria chamomilla)
- Cien-nudos (Polygonum aviculare)
- Corremundos (Salsola kali).
También existen especies perennes cuya nocividad resulta de unos órganos subterráneos de reserva que favorecen el rápido desarrollo al comienzo de la primavera, como:
- Cardos (Cirsium arvense)
- Correhuela (Convolvulus arvensis).
¿Cuando aplicar un tratamiento contra las malas hierbas?
Lo más complicado a la hora de emprender acciones contra las malas hierbas está en determinar el punto en el que empieza a ser necesario actuar contra ellas. El tratamiento se deberá realizar cuando sea más económica la aplicación de medidas para erradicarlas que las pérdidas que supondrán las malas hierbas en el cultivo.
También influye el momento de nacimiento de dichas malas hierbas con relacción a la del cultivo. Si nacen simultáneamente con el cultivo son más dificiles de controlar. Es por ello que muchos herbicidas ejercen su acción en preemergencia o en postemergencia temprana, para que el perido de nacimiento y desarrollo del cultivo esté libre de hierbas parásitas.
Determinar en que momento es necesario actuar es muy complicado y dependerá de las condiciones ambientales, el terreno, la peligrosidad de las malas hierbas y el tipo de cultivo afectado. Es la cuestión que más preocupa a los agricultores y técnicos. Diferentes estudios aportan tablas orientativas con los umbrales de acción en especies de alta y baja nocividad.
Gestión integrada de control de malas hierbas
La utilización de herbicidas se viene realizando hace décadas. En la actualidad, la falta de agua, los precios bajos de los cereales, el desarrollo de resistencias y una mayor concienciación en el uso de herbicidas hace que se plantee una gestión integrada de control, que combina diferentes acciones priorizando métodos fisicos o biológicos y prácticas culturales.
La Gestión Integrada de Malas Hierbas, a medio-largo plazo permitirá reducir gradualmente las poblaciones de malas hierbas
En general, la Gestión Integrada de Malas Hierbas debe basarse en tres principios fundamentales:
Diversificar: Utilizar diferentes tipos de medidas de control (cultivos, labores del terreno, herbicidas, fechas de siembra, etc.), evitando la dependencia de una sola.
Rotar: Evitar la repetición en el tiempo. Hay que alternar, evitando utilizar el monocultivo, un único sistema de laboreo o herbicidas de la misma familia química de forma permanente.
Adecuar: La triple A; las medidas adecuadas, en el momento adecuado y en el lugar adecuado
No se trata de emplear una medida para dar unas solución inmediata a un problema de malas hierbas, sino de implantar programas de gestión a medio-largo plazo que nos permitan reducir gradualmente las poblaciones de malas hierbas.
Técnicas agroquímicas mediante herbicidas
Los herbicidas son productos químicos que se utilizan para inhibir o interrumpir el desarrollo de malas hierbas en terrenos que van a ser cultivados, pero sin afectar a los cultivos.
Para elegir un herbicida, tendremos en cuenta el estado del cultivo, el estado y tipo de la maleza que queramos controlar, así como las características físicas del suelo.
Se debe tener muy en cuenta una vigilancia y seguimiento de las malas hierbas para optimizar el momento del tratamiento, su alcance, y la aplicación de dosis adecuadas, comprobando en todo momento la eficiencia y eficacia de los tratamientos.
Mediante la agricultura de precisión se puede aplicar las dosis correctas de herbicida en las zonas que realmente lo necesitan.
También es importante cada año tener en cuenta la rotación de materias activas, combinando diferentes herbicidas en cada cosecha. De este modo se evitan las resistencias por parte de algunos biotipos de malas hierbas.
Técnicas de cultivo
Las diferentes técnicas agrícolas y medidas culturales, combinadas con los herbicidas, consiguen una eficacia mucho mayor que si son aplicadas individualmente. Entre ellas destacamos:
Rotación de cultivos: Permite disponer del terreno libre para poder eliminar las malas hierbas bien por medios mecánicos o agroquímicos.
Retraso de la fecha de siembra: Se prepara el terreno en fechas habituales, pero retrasando el sembrado unos días. Comenzarán a brotar primero las malas hierbas que se podrán eliminar con facilidad.
Laboreo: Al voltear la tierra, las semillas de las hierbas dañinas son enterradas a profundidades donde les será imposible crecer.
Semillas certificadas y normalizadas: La utilización de semillas de alta calidad potenciará el vigor del cultivo.
Manejo y optimización del riego: Una adecuada gestión del riego aplicado a los cultivos consiguen reducir las malas hierbas.
Escardas mecánicas: Con el cultivo establecido, mediante varillas flexíbles, se puede realizar una escarda del terreno. No resultan eficaces en gramíneas o hierbas muy enraizadas.
Eliminar las malas hierbas de la cosechadora: En la cosecha hay que eliminar las malas hierbas de la cosechadora con el fin de evitar la dispersión de semillas de malas hierbas entre diferentes parcelas.
Tecnología, formación e información.
Nuevos herbicidas más avanzados, con tecnologías más precisas, eficaces y seguras, y herramientas basadas en la agricultura de precisión y el Big Data ayudan a controlar de una manera más eficiente las malas hierbas en el cultivo.
También un mayor conocimiento y una mayor difusión a través de numerosos canales ayudan al agricultor a conocer los nuevos productos y técnicas disponibles.
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